¿Qué es la prospectiva? ¿Y para qué sirve?
Martha Lilián Chacón Quintana
La prospectiva es una disciplina y un conjunto de metodologías orientadas a la previsión del futuro. Básicamente se trata de imaginar escenarios futuros posibles, denominados futuribles, y en ocasiones de determinar su probabilidad, con el fin último de planificar las acciones necesarias para evitar o acelerar su ocurrencia.
Desde la perspectiva de Alanis Huerta, la prospectiva es entendida como una sistemática mental que, en su tramo más importante, viene desde el futuro hacia el presente; primero anticipando la configuración de un futuro deseable, luego, reflexionando sobre el presente desde ese futuro imaginado, y así concebir estrategias de acción tendientes a alcanzar el futuro objetivado como deseable.
Ciencia o saber
¿La prospectiva es una ciencia? Sobre ello no hay consenso. ¿Cómo puede existir una ciencia que no tiene objeto?
Para muchos la respuesta es simple: no puede, el futuro no existe, y por definición no puede existir, ya que en el momento en que se concreta deja de serlo.
El futuro es un concepto mental, una construcción social (algunas culturas carecen de sustantivo para él), por tanto, la prospectiva puede aspirar a ser una disciplina humanística, como la filosofía, por ejemplo, pero no una ciencia. Todo esto es cierto, pero se pueden hacer ciertas matizaciones.
En primer lugar, esta crítica que se hace a la prospectiva se puede extender a la mayoría de las ciencias sociales. La economía, con toda su tradición y peso académico y profesional, tendría problemas para pasar un examen estricto de su objeto. Al fin y al cabo, ¿qué es la economía?, ¿existe realmente la economía más allá de la teoría?
La ciencia política, a pesar de su nombre, tiene un objeto que resulta, cuando menos, nublado.
Si tomamos la historia hemos de aceptar que su objeto, el pasado, tampoco existe, y eso no es impedimento para que se estudie; la historia analiza documentos, restos y registros que han llegado hasta hoy, pero no el pasado en sí. Vemos, pues, que el criterio del objeto no puede ser determinante.
En segundo lugar, la pretensión a la cientificidad de la prospectiva tiene más que ver con su empeño en estudiar el futuro mediante el método científico que con el cumplimiento estricto de todos los criterios para merecer el calificativo de ciencia.
Si bien es cierto que el futuro no existe, no lo es menos que no carecemos de información sobre él. De hecho, sabemos bastante. Por un lado, conocemos la naturaleza cíclica de muchos fenómenos, como las estaciones, o los ciclos de actividad solar.
Somos capaces de proyectar informaciones pasadas y/o presentes en el futuro (extrapolación de tendencias), cuyo caso más obvio son las previsiones demográficas.
Nosotros mismos hemos situado en el futuro balizas que guían nuestra actividad: en el año 1998, la Unión Europea tendrá moneda única y en el año 2000 se celebrarán los Juegos Olímpicos de Sidney.
Esta clase de información es contingente, pero es lo suficientemente real como para que influya en las decisiones que tomamos en el presente.
Por último, y más importante, contamos con nuestros propios proyectos, sueños, esperanzas y temores, que guían toda nuestra actividad presente; son nuestras imágenes de futuro, todos las tenemos y la prospectiva las estudia, clasifica y procesa.
Son el verdadero objeto de estudio de la prospectiva de forma análoga a lo que son los vestigios históricos para la historia.
Para encontrar el asunto de la cientificidad se puede decir que, si bien la prospectiva carece de objeto real, sí dispone de pseudo objetos que le permiten emprender el estudio de los futuros posibles con el rigor y la sistemática que se suponen en la ciencia.
Si hay que investigar el futuro de un sector concreto no es suficiente proyectar la información que tenemos, hay que reflexionar sobre conceptos y categorías de ese sector y ver en qué medida influyen en su desarrollo, valorar distintos futuros en circunstancias cambiantes y ser consciente de que no se puede dar nada por sentado.
La experiencia muestra que el futuro menos posible es aquel en el que nada cambia.
Parece que el interés en el futuro y la prospectiva se acrecientan. Uno sospecha que este fin de de milenio puede que persiga en la prospectiva lo que buscó en la religión, y que los prospectivistas nos convirtamos en profetas que ofrecen certezas contingentes y dudas sistemáticas.
Sin embargo, no puedo evitar pensar que es una lástima que solamente nos preocupe el futuro cada mil años., que puede aprehenderse en función de las grandes tendencias históricas en términos generales, la prospectiva es:
Un proyecto normativo a menudo comienza con un estudio descriptivo del problema y entonces continua con el planeamiento de las mejoras y finalmente con la acción práctica para hacerlas verdades.
En algunos casos será quizás posible combinar algunos de los métodos para mejorar la credibilidad del pronóstico.
Se tratan los medios de que disponemos para calcular y expresan incertidumbre de los pronósticos.
Cuando se saben las relaciones causales entre las variables se podrán utilizar métodos de pronóstico mucho más avanzados que los modelos estadísticos meros permitirían. Éstos incluyen:
-Se puede determinar mejor si el modelo sigue siendo válido también en el futuro.
-Se puede determinar con análisis de sensibilidad el error probable del pronóstico.
-Cuando usted sabe las relaciones causales usted puede modificar el modelo según los requisitos de la situación.
Cuando usted desea no sólo pronosticar pero también cambiar el futuro, es fácil de localizar esos cambios en las variables independientes que son necesarias para causar el cambio deseado en las variables dependientes.
La Prospectiva la aplicamos para explorar las posibles y/o probables evoluciones futuras de empresas, grupos, sectores, organizaciones, instituciones, temáticas o problemáticas de toda índole (políticas, económicas, tecnológicas, sociológicas, etc.) a medio y largo plazo, mediante el análisis de las variables que más influirán en su evolución y teniendo en cuenta los comportamientos de los actores implicados.
Se elaboran escenarios con probabilidades, a partir de los cuáles se obtienen inputs que nos servirán para definir, desarrollar e implantar las estrategias más adecuadas. La metodología se aplica en los países más importantes del ámbito OCDE y UE., aunque en España todavía supone una innovación.
Recordemos que uno de los países precursores de la prospectiva fue Japón.
El porqué de la prospectiva, se debe reflexionar antes de decidir y emprender la acción, impedir que los acontecimientos nos arrastren, buscar maneras de luchar contra el destino, prepararse y construir el futuro y esclarecer escenarios estratégicos probables.
BIBLIOGRAFÍA
ALANIS Huerta, Antonio. El ABCD de la planificación prospectiva; Planificación en Investigación Prospectiva, seminario. UAZ/UADS.
GASTÓN Berger, la actitud prospectiva. En: Revue prospective, num 1, 1958.
GODET, Michel, de la Anticipación a la acción, Manual de prospectiva y estrategia. Editorial Marcombo, Barcelona, 1993.
SERRA DEL PINO, Jordi. ¿Qué es y que no es prospectiva estratégica?. http://alejandro313.googlepages.com/serrawsfs.pdf
RIVAS, Quinto José Fredys en: Borradores de prospectiva, curso de prospectiva- Universidad Tecnológica del Chocó, Semilleros de investigación, Quibdó, 2005.
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